viernes, 3 de agosto de 2012

quam amoena ... O castitatis lilium

-No es en el momento donde el coloca sus labios junto a los tuyos cuando se prueba cuánto en verdad lo amas, no. No es en la etapa del enamoramiento cuando compruebas tu amor...


''Él te mira, y con lágrimas en los ojos te cuenta cuánto ha sido últimamente su vida tan infeliz, sus problemas, sus ganas de dejarlo todo y, simplemente, suicidarse.''


-Vete, lárgate y no regreses, déjame solo. Qué no entiendes que ya no te quiero conmigo, ya no quiero a nadie conmigo, mucho menos a ti.- Fueron las palabras que dirigió hacia mi.

Es ahí cuando me di cuenta que no era un buen momento para hacerle caso y, simplemente, retirarme. Así que me tragué mis lagrimas, comprimí lo más que pude ese nudo en mi garganta para poder hablar, para no enojarme. La abracé, y aún cuando en su intento de zafarse de mis brazos me lastimo, no fue motivo suficiente para soltarla, al contrario la abracé con más fuerzas, aferré mi cabeza contra su pecho y la seguí abrazando.
 



"No quiere que me vaya lo sé, y no me iré.
Fue por tu cariño, que renuncié al suicidio, por ti.''

Así fue como en el intento de aferrarlo a la vida... también me estaba aferrando yo misma, no quería dejarlo ir, no quería dejarlo ir.
Fue ahí cuando comprendí que el amor se comprueba en ese momento menos indicado para besar sus labios.



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