domingo, 13 de mayo de 2012




Mi vida es un contínuo naufragio. Me ahogaba, me asfixiaba, me moría. Pero aprendí a nadar. Después del segundo naufragio ya me había convertido en una nadadora profesional. Y ahora, cuando siento que me ahogo, cuando no puedo más y me lleva la marea a su merced arrastrándome por las olas, la engaño; cuando menos se lo espera, cuando se piensa que tiene las de ganar, que me rindo a un plácido suicidio por el agua... Entonces, empiezo a nadar. Lucho. El calor de mi fuego hace que se evapore el agua a mi alrededor. Ya ves, son cosas inevitables, cosas que no puedo controlar, como mi naturaleza, como querer(te).





No hay comentarios:

Publicar un comentario