A todos los que me han ayudado de alguna manera, han confiado en mi y compartido este sueño conmigo, GRACIAS.
Y principalmente a todos los sapos que se presentaron en mi camino para romperme el corazón haciendo que cuestionara el amor verdadero. Gracias por hacerme fuerte, porque con cada tropiezo aprendí y soy sumamente feliz. Por enseñarme que los príncipes de sangre azul no existen... pero en cambio existe uno de carne y hueso... sólo para mi.
Y después de las lagrimas, hoy despierto del sueño.
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